Inhóspitos cantares del infierno
hacen sangrar todas vuestras palabras
mientras la inmortal tristeza
se apodera de vuestra dermis facial,
en bosques tenebrosos de fuego
están vuestros ojos carcomiendo
la inocencia de la luna,
desterrando un corazón que ya murió…

Ahora queda solo el liquen de placer en el recuerdo de gaviotas que juntas en el horizonte hace sollozar el edén de ángeles que construyen su propio trono, su propio infierno de donde tú serás la reina y la inspiración de aquellas elegías del averno que gritan vuestro nombre eternamente.

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